lunes, 18 de julio de 2016

EDUCACIÓN DE LA SOCIEDAD PRIMITIVA

I. EDUCACION PRIMITIVA PERUANA

1.1. La Educación De Los Pueblos Primitivos
Es una educación natural, espontánea, inconsciente, adquirida por la convivencia de padres e hijos, adultos y menores. Se trata de una educación por imitación, así aprende las costumbres de la tribu, cantos y danzas, lenguaje que constituye su mayor instrumento educativo.
Pueblos Cazadores: procedimientos para educación muy laxa, indisciplina, guerra, aunque no poseían riquezas o propiedades que puedan incitar al ataque y robo de otros pueblos, en ellos se cultivaban ciertas cualidades personales, particularmente la destreza física y la resistencia o endurecimiento con respecto al dolor y al clima.
Pueblos Agricultores Y Ganaderos De La Época Posterior: las faenas agrícolas y ganaderas requieren orden, aprender fenómenos meteorológicos; la madre ocupa un lugar más importante en la familia. La guerra impone en la educación de los hijos una disciplina más rigurosa y una preparación para el uso de armas. El arte se hace más esquemático. Aparte de esta educación espontánea, hay en los pueblos primitivos una forma intencional de educación que es la iniciación de los efebos, mediante ella reciben los jóvenes un entrenamiento muy riguroso. Los niños son tomados de la familia y de la aldea, reunidos por grupos y sometidos durante unas semanas en lugares solitarios, en ejercicios y pruebas para la disciplina del alma, alejamiento de los malos demonios y adquisición del carácter masculino. Son danzas, ascetismo y mortificaciones que provocan estados anímicos y éxtasis pasajeros, pero también se practican ejercicios como partidos de caza, ejercicios de armas, etc. la dirección de todo esto puede confiarse a un jefe, sacerdote o anciano.
La educación existe desde que hay hombres sobre el Perú y por ende en la Tierra. La mayor parte de la vida humana ha transcurrido en la etapa primitiva o prehistórica.
Se pueden distinguir dos etapas en el desarrollo de esa vida: la del hombre cazador (paleolítico) y la del hombre agricultor (neolítico).
El cazador es nómada, se convierte poco a poco en agricultor y ganadero, adquiriendo estabilidad y formando clanes y tribus.
Correspondiendo a estas formas de vida se desarrollan estructura social diferente. En la época del hombre cazador, el varón ocupaba el lugar más importante, y la mujer aparece en uno secundario. En la edad del agricultor la mujer aparece en un lugar preeminente por estar a cargo, además de las faenas domésticas, las laborales agrícolas.
La base de la vida de estos grupos sociales era la familia, agrupadas en forma de clanes o tribus con un ser animado del cual se suponen descendientes. Estos grupos poseen cultura, armas y utensilios manufacturados por ellos.
1.2. Caracteres De La Educación Espontánea Primitiva
Se aprende por imitación, rasgo eminentemente social de la educación primitiva, se limita al presente inmediato con un fondo mágico, hasta la consagración u ordenamiento de la juventud tiene carácter ritual.
Está demostrada la existencia de un comunismo de tribu como origen de los pueblos conocidos en el mundo. Los primeros seres humanos que habitaron en el antiguo Perú, sin duda alguna, fueron las hordas de los clanes errantes los que conformaron los ayllus y éstos las tribus sedentarias o comunidades primitivas. En esta agrupación primitiva tuvo mayor presencia los ayllus, que también fueron errantes y luego sedentarios; de este modo, integraron la comunidad primitiva del Perú. Asentada sobre la propiedad común de la tierra, y unida por vínculos de sangre, eran sus miembros individuos libres, con derechos iguales, que ajustaban su vida a las resoluciones de un consejo, formado democráticamente por todos los adultos hombres y mujeres de la tribu.
Más adelante, los adultos explicaban a los niños, cuando las ocasiones lo exigían, cómo debían de conducirse en determinadas circunstancias. En el lenguaje grato a los educadores de hoy, diríamos que en las comunidades primitivas la enseñanza era para la vida por medio de la vida: para aprender a manejar el arco, el niño cazaba; para aprender a guiar una piragua, navegaba.
Si los padres dejaban a los niños en completa libertad, ¿cómo todos los adultos resultaban después idénticos?, ¿en virtud de qué la anarquía de la infancia, se transformaba en la disciplina de la madurez? Todo eso se producía por la concepción del mundo, pues el primitivo supuso, que la Naturaleza estaba organizada en igual forma: Bastaba tal modo de pensar y actuar de los adultos para que los niños se auto disciplinarán.

De esta concepción (la única posible en una sociedad rudimentaria en que todos los miembros ocupaban un sitio igual en la producción) deriva lógicamente el ideal pedagógico al cual los niños debían de ajustarse. El «deber ser», en el cual estaba la raíz del hecho educativo, les era sugerido por su medio social desde el momento mismo de nacer. Con el idioma que aprendían a hablar recibían una cierta manera de asociar o de idear; con las cosas que veían y las voces que escuchaban, se impregnan de ideas y sentimientos elaborados por generaciones anteriores; se sumergían de manera irresistible en un orden social que los influenciaba y moldeaba. Nada veía, nada sentían sino a través de maneras consagradas en su grupo. Su conciencia era un fragmento de la conciencia social, y se desenvolvía dentro de ella. De modo tal que antes que el niño bajara de las espaldas de la madre había recibido, de manera confusa todavía, pero con relieves ponderables, el ideal pedagógico que su grupo consideraba fundamental para la propia existencia. ¿En qué consistía ese ideal?; en adquirir, hasta hacerlo imperativo como una tendencia orgánica, el sentimiento profundo de que no había nada, absolutamente nada, superior a los Intereses y las necesidades de la tribu.